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PRIMERA GUERRA CARLISTA EN IRUN Y HONDARRIBIA (1833-1840) |
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CAPÍTULO 12
Rendidos los carlistas, Charles Chichester recibe las llaves de la ciudad y el sable de Soroa, que queda prisionero en el edificio del ayuntamiento con varios oficiales y cuatrocientos hombres, a los que se unen cien hechos prisioneros en el fuerte del Parque. Como Chichester había prometido botín, sus hombres no pierden el tiempo y, muchos de ellos, ya borrachos, se dedican al saqueo de las casas y a la requisa de animales domésticos, al igual que vino y licores de las bodegas. El saqueo dura apenas una hora gracias a los esfuerzos de Evans y sus oficiales que consiguen sacar a los soldados de la villa y llevarlos a sus campamentos. Los británicos son relevados por tropas españolas que, haciendo justicia al valor de los defensores, restablecen al poco tiempo el orden y la seguridad, salvando así las vidas de los carlistas hechos prisioneros. Estos últimos están asombrados por el trato recibido, hasta el punto de que Soroa y su segundo. Larrode, escriben días después un memorial a don Carlos alabando la caballerosidad de la Legión Británica e instando a que cualquier prisionero de la Legión fuera mantenido con vida, si bien esta insistencia no tuvo efecto. Antes de iniciar el capítulo del ataque de los liberales a Hondarribia, éstos ya habían ocupado la iglesia del Juncal, emborronando sus jornadas heroicas y dedicándose al saqueo nocturno, apoderándose de numerosos objetos de plata y tejidos de seda. Se da la circunstancia de que más tarde la iglesia del Juncal fue utilizada por los liberales como hospital, ya que el hospital militar se encontraba colapsado por la continua llegada de heridos que necesitaban atención.
Iglesia del Juncal de Irun. Fue saqueada por los liberales y posteriormente usada como hospital.
(Continuará…)
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