EPIDEMIAS

 

Los malos momentos vividos con la pasada pandemia recuerda a otras emergencias sanitarias que atemorizaron a nuestros antepasados y dejaron tras de sí una larga lista de víctimas.

 


Conocida mundialmente  como “cólera-morbo-asiático”, la epidemia se inició en Irun en las zonas de Azkenportu y Santa Elena, y tuvo, casi con seguridad, como medio de difusión el agua.

Según un bando municipal publicado el 7 de setiembre de 1885, era obligatorio dar cuenta de todos los enfermos de cólera, gratificando a quienes dieran parte y castigando a quienes los ocultaran. Además se debía señalar con una “C” encarnada sobre la puerta de entrada de todas las casas donde hubiera enfermos.

En el verano de 1885 fallecieron en Irun, en unos pocos días más de cien personas; otras tantas entraron en la fase álgida de la enfermedad y mucha más gente sufrió los malestares propios de la misma.

Según datos oficiales la epidemia comenzó el 11 de agosto de 1885 y terminó el 17 de octubre del mismo año.

En 1885 había en Irun ocho médicos, con una población que en aquella fecha, rondaba los 5.500 habitantes.

 

 

 

Vacunación del cólera en España.

(Portada del semanario francés L'Illustration)

 


 

La peste bubónica llegó al País Vasco cerca a mediados del siglo XIV.

Se dice que el primer brote penetró a través del Camino de Santiago por Irun desde el sur de Francia en la primavera de 1348.

Se desconoce con exactitud el número de muertes que dejó a su paso, pero el hecho de que los huertos comenzaran a emplearse como cementerios nos da una pista sobre la magnitud de la crisis.

Fue a finales del siglo XV cuando se ideó la reconocible vestimenta que portaban los médicos para evitar el contagio: la máscara de pico de ave, en la que introducían hierbas aromáticas para hacer frente al olor de los enfermos.

 

Máscara que los médicos

 idearon para protegerse de la peste.

.


 

El escorbuto era una enfermedad endémica en los viajes transoceánicos.

En diferentes escritos se dice que los marinos vascos no padecían escorbuto debido a la sidra que llevaban y que evitaba la aparición de esta enfermedad carencial.

Al parecer, no es del todo  cierto. Según los expertos, la ausencia de la enfermedad se debía a que el tiempo que pasaban sin tocar tierra era poco más de un mes, tiempo insuficiente para la aparición del escorbuto.

 

Enfermos de escorbuto a bordo de navíos.


 

La viruela afectaba, a mediados del siglo XVIII, al 30% de la población.

Fue introducida por los conquistadores españoles en América y desató el caos en el nuevo continente.

Basándose en el hecho comprobado que una vez padecida la viruela ya no se sufre otra vez, empezó a combatirse mediante la inoculación de material varioloso de un caso leve contagiado en un individuo sano, mediante procedimientos diversos.

Se conocen casos de inoculación en Fuenterrabía en 1802.

También se utilizó como vacuna la linfa variolosa de las vacas. Evitaba los efectos secundarios y los riesgos siempre presentes en la inoculación. Se le llamó vacunación precisamente por eso, por su origen en las vacas.

 

Curiosa imagen de vacunación de contra la viruela en un hospital en 1890.

Directamente de la vaca al paciente.


La gripe española fue otra gran enfermedad que asoló a nuestra tierra, y a ella nos referimos en unos de nuestros anteriores relatos. Si deseas verlo (Clic aquí).