COSTURERAS

 

 

Hubo un tiempo en el que, en determinadas escuelas de chicas en Irun, la enseñanza de la costura era obligatoria.

En los primeros años del siglo XIX, la manera de proveerse de ropa era, en las clases menos favorecidas, a través de la costura en el hogar.  Coser era una habilidad que toda mujer debía dominar desde su más temprana edad

 

 

 

Alumnas durante una clase de costura impartida en la conocida como Escuela o Colegio del Dispensario,

a cargo de la Congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul . Año 1958.

(Archivo Municipal de Irun)

 

Con el tiempo las costureras formaron la principal fuerza de trabajo que logró una notable expansión de la producción de prendas de vestir.

 

Estas especialistas podían ejercer su labor de diferentes formas: como trabajadoras a domicilio, cobrando por cada pieza realizada, como empleadas en las recién inauguradas casas de moda o como parte del sistema doméstico de las clases adineradas.

 

Cuenta Mertxe Tranche en su libro  “Las huellas de las mujeres en Irun”, que Irun siempre fue un importante centro del comercio de telas, donde acaudalados importadores de tejidos se surtían especialmente en la colonia judía de Baiona.

Existen documentos que prueban que algunos de esos comerciantes eran mujeres, tanto a un lado como al otro del Bidasoa.

Aquello  dio lugar al nacimiento de importantes talleres, regentados por grandes profesionales de la costura que no dudaban en viajar a París para estar al tanto de las últimas novedades.

En el mismo sentido, en Irun se publicó una de las primeras revistas de moda del Estado, “El figurín”, surgida de los mismos talleres en los que después se publicaría El Bidasoa.

 

En el taller de las Bonnecaze trabajan al tiempo unas cincuenta mujeres. El trabajo era físicamente ingrato, por las posturas y la falta de luz, pero se desarrollaba en un ambiente muy alejado de la soledad y el control de las criadas o la dureza de las fábricas. Además, las operarias eran las mejor vestidas de la ciudad.

 

 

No cabe la menor duda de que la denominación de la calle “Jostun” (Costureras), en 2012, por parte de nuestro Ayuntamiento, fue la forma de homenajear a las antiguas costureras y a las que han heredado tan delicado oficio, ahora conocidas como modistas.