SANTO TOMAS


 

Ni las luces de Navidad, ni la lotería ni los turrones del supermercado. Lo que marca el inicio de la Navidad en Euskadi es Santo Tomás.

 

 

 

Día de Feria en la plaza Urdanibia. Comienzos del siglo XX.

(Archivo Municipal de Irun).

 

La actual feria de Santo Tomás recuerda a un tiempo anterior, mediados del siglo XIX, cuando nuestros antepasados baserritarras se desplazaban al centro de Irun que, al igual que en otras localidades, iban a pagar a los arrendatarios, que vivían en el centro, la renta anual de las tierras que trabajaban, o el alquiler del caserío, el día de San Martín, 11 de noviembre. 

 

Sin embargo, era una práctica habitual que el pago de la renta pudiera retrasarse algo más de un mes hasta el día 21 de diciembre, festividad de Santo Tomás. 

 

La renta estipulada, bien en metálico, en especie sobre un porcentaje de la cosecha (trigo, maíz, fruta) o bien mixta, se completaba además con algunos presentes de casi obligado cumplimiento distribuidos a lo largo del año: un par de capones en Navidad, un cordero por Pascua y dos pollos por San Juan o fiesta patronal correspondiente; todo ello con el compromiso de que mantendrían en condiciones la propiedad de los dueños.

 

El arrendamiento se heredaba de generación en generación, de padres a hijos.

 

Al objeto de aprovechar el viaje a la ciudad, los baserritarras llevaban consigo sus productos del caserío para venderlos o realizar trueques.

 

De esta manera, comenzó una feria de productos agrícolas que ha evolucionado hasta convertirse en una de las fiestas de Euskadi más importantes que, al menos un día al año, conecta el entorno rural con el  urbano.

 

La mayoría de los pueblos y ciudades importantes del País Vasco que celebran el día de Santo Tomás, lo hacen el 21 de diciembre, a excepción de Arrasate/Mondragón que lo celebra el día 22; y la fiesta es conocida como "Santamasak".