OSTRAS


 

 

Hace algunas fechas (DV 28-XII-2023) la prensa daba a conocer la noticia de la prohibición temporal de recogida de ostras en la no muy lejana bahía de Arcachon (Francia), en uno de los momentos de mayor consumo, debido a una serie de intoxicaciones alimentarias que obligaron a las autoridades francesas a prohibir su venta.

 

 

Recolectoras de ostras.

(De la Web. Ostras de Arcachon. Historia y origen)

 

En términos franceses, la producción de ostras en Arcachon supone alrededor del 10% del total del país.

 

También Irun pudo convertirse en una zona de producción de ostras de haber prosperado los criaderos en la desembocadura del Bidasoa, donde fueron varios los intentos llevados a cabo:

 

En 1858, el irunés Manuel Emparan construyó un gran vivero en las inmediaciones del embarcadero de Santiago.

 

Cuatro año más tarde, en 1862, otro vecino de Irun solicitó permiso para instalar un criadero de ostras en el paraje llamado “Portu Aundi”, en las inmediaciones del caserío Anzarán.

 

Se sabe también que en 1880, Juan Arana, que había sido comandante militar en la Segunda Guerra Carlista y posteriormente alcalde de Irun (1888-1889) y (1894-1898), decidió dedicarse a la cría de ostras y solicitó permiso para establecer una ostrera en Plaiaundi.

 

Por aquella época se construyó también otra en las riberas de Fuenterrabía.

 

En todos los casos, la naturaleza fangosa del terreno no permitió llevar adelante una especialidad que hizo famosa a la mencionada bahía de Arcachon.

 

En el Archivo Municipal de Irun, de donde hemos obtenido la anterior información, existe un expediente que recoge la documentación referente a la cría ostras en el Bidasoa entre los años 1848-1895.

Se sabe que un gran número de personajes, a lo largo de los diversos acontecimientos que tuvieron lugar en Irun, tomaron ostras en sus refrigerios.

 

Uno de los más claros ejemplos lo tenemos con María Luisa de Orleans, mientras estuvo de paso en Irun en 1679 para casarse por poder con Carlos II.

Hay documentos que acreditan que la señorita tomaba, solo para merendar, caldo de gallina y de carnero y ternilla de ternera, todo ello helado. Luego una buena cantidad de ostras y, para terminar, un tazón de leche con limón.