MAIZ


La del Bidasoa fue probablemente la primera zona de Gipuzkoa en la que se cultivó el maíz.

 

 

 

Baserritarra segando junto a un maizal. Año 1980)

(Foto: Felipe Iguíniz).

 

Pudo ser hacia el año 1620, posiblemente por la expansión de este cereal en la zona francesa de Labourd.

 

En Irun, antes de conocer el maíz, se sembraba, por orden de importancia, trigo, centeno y mijo, con el que se hacía un pan llamado “borona”. Este nombre se dio luego a la torta de maíz.

 

Como consecuencia del cultivo del maíz, los pastos  naturales para el ganado comenzaron a desaparecer paulatinamente. Nuestros baserritarras reaccionaron rápido y para compensar plantaron campos de nabos.

 

El maíz se aclimataba rápidamente y producía el triple de volumen de grano que el trigo, además se adaptaba perfectamente a terrenos húmedos y pendientes.

 

Fue traído de América por el hernaniarra Gonzalo Parcaiztegui, encontró en nuestra comarca el habitat perfecto por la escasa altitud de la zona y sobre todo por la humedad. Desbancó al mijo, la avena, la cebada y las habas, y sobre todo al trigo que, aunque se seguía cultivando, tenía difícil conservación debido al clima húmedo de nuestra comarca.

El maíz mejoró notablemente las condiciones de vida de nuestros antepasados y cubrió una gran necesidad alimentaria.

 

Sin embargo, con la llegada del maíz, el trigo no se extinguió todavía. Su harina seguía siendo la más apreciada, sobre todo por los propietarios de caseríos alquilados y por la iglesia, que exigían el pago de  las rentas y diezmos en fanegas de trigo.

 

Antiguamente las familias de los caseríos se ayudaban unas a otras. Con motivo del desgrane de maíz organizaban animadas reuniones.

Según cuenta Luis de Uranzu en uno de sus libros, en 1750, el misionero apostólico pidió al Ayuntamiento de Irun que prohibiera a los mozos y mozas a acudir a aquellas reuniones.