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TESTIGOS DE UNA GUERRA |
Las guerras, además de los contendientes, atraen a un buen número de periodistas y personas relacionadas con el mundo de la información. En Irun, un nombre destacado en el periodismo de guerra es Jon Sistiaga, conocido por sus reportajes en zonas de conflicto, un ejemplo notable de alguien que ha llevado la realidad de los combates armados al público desde su ciudad natal. Retrocediendo en el tiempo hasta 1936, encontramos al corresponsal de guerra G.L. Steer, que en su libro publicado en castellano en 1963 “La Guerra de Guernica”, describe de forma clara en su primer capítulo, episodios del desarrollo de la guerra civil en Irun.
El periodista francés Raymond Vanker, huyendo por el puente internacional de la Avenida con un bebé en brazos (septiembre 1936). Publicada en la revista "Guerre Civile en Espagne", ejemplar propiedad de Ricardo Campo. (Archivo Municipal de Irun).
En la fototeca del Archivo Municipal de Irun hay material sensible suficiente para ilustrar los primeros días de septiembre de 1936. He aquí algunas de las fotos que hemos seleccionado.
Paisanos, milicianos y soldados esperando para pasar el puente internacional. 1936
Mujeres, niños y ancianos huyendo de Irun a Hendaya, tras atravesar el puente internacional de la Avenida. 1936
Regreso de exiliados a Irun en 1937.
Pero no todos los testigos de las guerras que padecimos fueron siempre profesionales de la información. Los hubo quienes llevados por la curiosidad o el morbo, contemplaron el desarrollo de los acontecimientos cerca de la línea de fuego. Cuentan nuestros mayores que durante los combates el incendio de Irun en 1936, había casas de al otro lado de la frontera, en muchos casos convertidas en hoteles, con gente que observaba con prismáticos los movimientos de las primeras líneas del frente.
Los más atrevidos incluso se apostaban al otro lado del Bidasoa, sin más distancia de la que proporcionaba el propio cauce del río, corriendo en riesgo de resultar heridos por las bombas y las balas perdidas que caían en las cercanías de la frontera. Según cuenta R. Berodia en uno de sus trabajos publicados por L.U.K.T. en 1986, los reporteros bélicos, además de ser testigos de muchos acontecimientos, recababan información de personas que cruzaban la frontera en busca de auxilio. Entre ellas se encontraban aquellas mujeres de Irun que hasta última hora subían la comida hasta las trincheras. ¡Cuántas escenas de dolor se dieron en el monte San Marcial al no encontrar entre los combatientes vivos a sus seres queridos!
Vistas de Irun en llamas, desde Hendaia, durante el incendio del 4 de septiembre de 1936.
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